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Fatiga emocional- cuando cuidar también agota :(
En el ejercicio de cuidar a otros —ya sea como profesional de la salud, como pareja, madre, padre, o amigo— muchas personas experimentan una forma de agotamiento que va más allá del cansancio físico: la fatiga emocional. Este fenómeno, aunque silencioso, puede tener efectos profundos en la salud mental y en la calidad de los vínculos.
¿Qué es la fatiga emocional?
La fatiga emocional es un estado de agotamiento psicológico que surge cuando una persona ha estado expuesta de forma prolongada a situaciones de alta demanda afectiva, especialmente en contextos donde el cuidado, la contención o el acompañamiento son constantes. Se manifiesta como una sensación de vacío, irritabilidad, desconexión afectiva y, en algunos casos, como una pérdida de sentido.
Desde la psicología clínica, este fenómeno se relaciona con el concepto de burnout emocional, descrito por Maslach y Jackson (1981) en su modelo tridimensional: agotamiento emocional, despersonalización y baja realización personal. Aunque originalmente aplicado a profesionales, hoy se reconoce que este síndrome puede afectar a cualquier persona en roles de cuidado intensivo.
La terapia narrativa, por su parte, propone que las personas construyen su identidad a través de las historias que cuentan sobre sí mismas. En contextos de fatiga emocional, estas historias suelen estar dominadas por el sacrificio, la sobrecarga y la invisibilización de las propias necesidades. Reescribir estas narrativas puede ser una vía poderosa para recuperar el sentido y la agencia personal.
Existe una gran evidencia científica, estudios recientes han demostrado que cuidadores informales (como familiares de personas con enfermedades crónicas o trastornos mentales) presentan niveles significativamente más altos de ansiedad, depresión y estrés postraumático que la población general (Pinquart & Sörensen, 2003). Además, investigaciones en neurociencia afectiva muestran que la exposición prolongada al sufrimiento ajeno activa circuitos cerebrales relacionados con el dolor propio, lo que explica el desgaste emocional que muchas personas experimentan.
¿Qué podemos hacer?
Reconocer el agotamiento: Validar que cuidar también cansa es el primer paso.
Narrar desde otros lugares: Explorar historias de resistencia, cuidado mutuo y límites saludables.
Buscar espacios de contención: Terapia, grupos de apoyo o redes afectivas pueden ser claves.
Practicar el autocuidado: No como lujo, sino como necesidad vital.
30/09/2025